Una creencia popular es un tipo de creencia tradicional y ampliamente difundida en una comunidad cuyo origen exacto no es conocido (esto lo diferencia de ideologías y otros tipos de creencias). La mayor parte o una gran cantidad de individuos de la comunidad ha escuchado o conoce de dicha creencia por otros individuos de la comunidad, sin que generalmente, se conozca con precisión el origen de dicha creencia o el momento en que empezó a ser considerada por individuos de la comunidad.
En esta ocasión y, una vez más, con la ayuda del Dr. Calabuig iniciamos un ciclo dedicado a las creencias populares.
En la sociedad moderna hay un creciente interés por la calidad de vida, lo que explica la gran sensibilidad existente por todo aquello que suponga mejorar la salud y el bienestar de las personas y que se basa en el algoritmo de dar más vida a los años, frente a la idea de dar más años a la vida.
Uno de los principales pilares de este concepto es la alimentación saludable, ya que cada vez se conocen más los efectos beneficiosos de la misma y que van unidos al consumo de determinados nutrientes y a ciertos modelos de dieta. La evidencia muestra que los conceptos evolucionan mucho más rápido que la capacidad de la sociedad de asimilarlos lo que explica que se produzcan distorsiones e impresiones sobre lo que es saludable y lo que no, generándose una serie de creencias populares que tienen una aceptación muy amplia y que, en su momento, surgieron de evidencias que luego se han ido modificando y, aunque la idea inicial fuera correcta, hoy son hechos discutibles.
Los alimentos naturales son más saludables. Esta idea es incorrecta y surge de la creencia de que lo natural es mejor que lo artificial sin que por ello tenga que vaya a ser real. Por definición todos los alimentos son naturales aunque casi todo lo que comemos ha sido influenciado por la tecnología alimentaria para conseguir una calidad mejor que los que se obtienen de manera natural. Un ejemplo extremo de esta afirmación sería que las setas venenosas son mejores que una manzana producida en un invernadero o que los productos con semillas modificadas con gran rigor científico son menos saludables.
Hoy prácticamente todo lo que compramos ha sufrido un proceso de selección que ha generado modificaciones científicas con el fin de conseguir una mayor calidad y productividad.
Quizá los alimentos menos influidos por la tecnología son los ecológicos. Los productos así dominados son todo alimento cultivado respetando los ciclos de la naturaleza, sin pesticidas químicos ni fertilizantes sintéticos o transgénicos, rotando los cultivos para aprovechar los nutrientes propios de la tierra. Actualmente su producción es minoritaria, a pesar de que cada día es mayor consumo, pero no existe suficiente oferta para poder abastecer a grandes masas de población, de ahí que nuestra preocupación actual debe ser que los productos de consumo habitual cumplan las normas que garantizan su calidad nutricional y la seguridad.
Las vitaminas engordan. Las vitaminas son micronutrientes imprescindibles para la vida y que se necesitan en pequeñas cantidades. Existen vitaminas liposolubles A D E y K es hidrosoluble como la B y C. La importancia de las vitaminas radica en que regulan muchas enzimas y funciones metabólicas que son imprescindibles para la vida pero no aportan calorías por lo que no pueden engordar como lo hacen las grasas o los hidratos de carbono y lo que sí ocurre es que después de una enfermedad en la que se ha perdido peso se prescriben vitaminas y con el tiempo se va recuperando el estado general y el apetito y el peso que se había perdido, atribuyéndose a la acción de las vitaminas ese aumento de peso.
Las grasas son insanas e innecesarias para vivir. Esta afirmación carece totalmente de sentido ya que al igual que los otros nutrientes son esenciales para la vida también las grasas son muy importantes. Los ácidos grasos tales como el oleico, el linoleico, o el linolenico son imprescindibles para la síntesis de moléculas que regulan muchas de las funciones del organismo. Una grasa especial es el colesterol que es imprescindible para la síntesis de la mayoría de las hormonas y sin cuya presencia no podrían formarse muchas membranas en el organismo. Lo que sí es cierto es que hay un grupo de grasas, las saturadas, que son muy nocivas para el riesgo cardiovascular, la diabetes, la hipertensión arterial y el cáncer, de ahí el que se pensase que todas las grasas son malas para la salud.
Los alimentos light adelgazan. El término light se aplica a los alimentos que tienen una reducción de su valor calórico de, al menos, un 20% respecto al alimento completo, independientemente de se quite o no la fracción grasa. Debido a esta reducción de sus calorías su capacidad para engordar es menor que la de cualquier otro alimento que contenga todos los macro nutrientes.
Sin embargo, esto no significa que adelgace ya que para perder peso se necesita que haya un balance negativo entre lo que se ingiere y lo que se consume. Por tanto, tomar alimentos con bajo contenido calórico solo conseguiría ese efecto adelgazante si se eliminan otros que tienen muchas calorías. No vale pensar que tomando algunos alimentos light adelgazo, independiente del resto de ingredientes que tome. Lo que si es real es la afirmación real de “que el único alimento que no engorda es el que se queda en el plato”.