“Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido.”
(Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad”)
En esta nueva entrega para nuestro “Rincón de la Salud” el Dr. Calabuig nos acerca su experta visión a una circunstancia tan cotidiana en la sociedad actual como es el sueño y el insomnio.
“El sueño es una necesidad biológica y fisiológica que permite recuperar las funciones físicas y psicológicas del organismo para realizar su vida cotidiana. Durante el sueño se llevan a cabo funciones neuronales imprescindibles para el normal mantenimiento psico-físico.
Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo, el resto es la vigilia, pero no a todas las edades es igual. El niño duerme muchas horas, en cambio, el anciano duerme pocas y de poca calidad, con despertares nocturnos y somnolencia diurna. También influyen los ritmos biológicos que son diferentes para cada persona y así los que tienen el ritmo de alondra se acuestan y se levantan temprano, en cambio, los que tienen el ritmo de búho se levantan y acuestan tarde.
El sueño tiene varias fases, una de adormecimiento que aparece cuando nos acostamos y dura unos diez minutos; a ésta le sigue una fase de sueño ligero que ocupa casi el 50% del sueño para pasar posteriormente llegar al sueño profundo y al sueño paradójico que dura unos veinte minutos con gran actividad cerebral y músculos relajados estando soñando y, además, captando información del exterior.
El insonmio es la dificultad, para conciliar el sueño, para mantenerlo, despertase pronto y no poder volver a dormir o bien que el sueño sea de mala calidad. El 30% de la poblaciónón lo padece, siendo el 50% crónico y estando mal tratado al menos en un 10%. Por ello, es posible que cuando te despiertes siga el cansancio. El insomnio no solo puede minar la energía y el estado de ánimo, sino que también puede afectar tu salud, el desempeño laboral y, en definitiva, la calidad de vida.
Hay varios tipos de insomnio. El de conciliación, cuando cuesta dormirse. El de mantenimiento, se despierta muchas veces y no descansa. El del despertar precoz, a las 3-4 horas de acostarse, no puede dormir y está muy activo para seguir en la cama. En el tipo mixto se mezclan todos los tipos.
El insomnio tiene importantes repercusiones: aumenta la fatiga y somnolencia diurnas, disminuye la atención y concentración por lo que hay más propensión a accidentes laborales y de tráfico. Aumenta la irritabilidad y la ansiedad y, a la larga, produce pérdida de memoria.
Según la duración puede ser transitorio, por un viaje, un problema familiar o de salud. Los hay de corta duración y, una vez desaparecida la causa laboral o familiar, mejora. El 50 % de los insomnios suele ser crónico; cuando es superior a tres semanas es multicausal y es difícil de conocer las causas.
En ocasiones está asociado a trastornos médicos, como el síndrome de piernas inquietas o por alteraciones del cerebro con trastornos mentales como la ansiedad y depresión, las manías o la esquizofrenia. Otras veces está relacionado con trastornos ambientales como los horarios de trabajo; sobre todo en los trabajos que tienen turno rotatorio.
Hay un tipo de insomnio psicofisiologico en el que el insomnio no es el síntoma sino es el problema, con excesivas preocupaciones por el sueño, con intensos esfuerzos por dormir y gran frustración por no conseguirlo y, sin embargo, se duermen fácilmente cuando no lo intentan y, por ejemplo, están viendo la televisión.
Uno de cada cinco españoles duerme mal y las mujeres peor porque tienen, además, causas definidas como la menstruacion, la menopausia o el embarazo; sin olvidar el estrés por quererlo controlar todo, la ansiedad y depresión, el ronquido o la apnea del sueño de la pareja, al tener un ritmo diferente de sueño cada uno, o diferentes horarios de acostarse.
Con el fin de manejar el insomnio lo mejor es tratar de hacer un diagnóstico, aconsejar medidas de higiene del sueño y psicológicas y si con ello no se consigue hay que recurrir a las medidas farmacológicas.
Para valorar el sueño es importante conocer a qué hora se acuesta y se levanta el paciente procurando mantener siempre el mismo horario. También es necesario saber si el sueño es reparador ya que si no lo es éste se sentirá cansado durante el día y tendrá periodos de somnolencia diurna.
Preguntaremos, además, si la cena es copiosa, con picantes o alcohol y café, si toma medicamentos que pueden dificultar el sueño como corticoides, vitaminas del grupo B, betabloqueantes o diuréticos, entre otros. Algo, tan actualmente utilizado, como es tener teléfonos que tengan luz azul hacen que se estimule el cerebro y se dificulte la conciliación del sueño; por lo tanto hay que procurar Interrumpir el uso de aparatos electrónicos como, los teléfonos o las tabletas dos horas antes de acostarse.
Los alimentos ricos en triptófano, vitamina B6 y magnesio contribuyen a conciliar el sueño y favorecen la síntesis de serotonina y melatonina. Las frutas como el plátano, la piña y el aguacate; los frutos secos, cereales y legumbres, y los pescados azules son los más ricos en estas sustancias.
Es conveniente no dejar tareas planificadas para el día siguiente. Es mejor escribir lo que haremos para no estar pensándolo en la cama cuando nos acostemos.El dormitorio debe de ser acogedor y que transmita tranquilidad. Recordar que es para dormir y no para trabajar.
Las infusiones de valeriana y melatonina ayudan a conciliar el sueño y disminuyen la ansiedad. La amapola de California mejora la calidad del sueño y su duración, evitando despertares. La Melisa y la Passiflora mantienen el sueño y lo hacen más reparador.
En cuanto a los medicamentos hemos de distinguir entre los ansiolíticos como el Orfidal, Trankimazin, Diacepan o Lexatin que ayudan a reducir la ansiedad pero que no son inductores del sueño y los Hipnóticos, de acción corta, como el Noctamid o el Stilnox. Los hay de acción media para mantener el sueño como el Noctamid o Somnovit y los de acción prolongada que evitan despertares tempranos como el Dormodor o el Dormicum. Ni son todos los que están ni están todos los que son como la Dormidina que es un antihistamínico o el Distraneurine un derivado de la vitamina B1 que en personas mayores es muy útil.
Por último resaltar que es importante conocer lo que a cada persona le funciona, ya sea un medicamento o una infusión por lo que la experiencia propia, el boca a boca, tan frecuentemente utilizada no es lo más adecuado.
Como Conclusión señalar que el Sueño es un bien necesario que hay que cuidar y que si se altera hay que estudiarlo para buscar consejos y tratamientos sencillos y progresivos no abusando, de la cantidad, ni de la duración del tratamiento con el fin de no crear dependencia”.