Hola, me llamo Auxiliadora Borja y mi amigo, Roberto Roig, me ha pedido que escriba mi experiencia como donante y como acompañante de un receptor de sangre y plaquetas.

Recuerdo cuando mi marido, durante su cáncer, tuvo necesitad de recibir transfusiones periódicas de sangre y plaquetas para poder soportar el tratamiento y,  gracias a esas transfusiones, se le pudo alargar su vida  lo que le permitió disfrutar de sus hijas que, en todo momento, estuvieron volcadas  a su lado y al mío. Ellas al igual que yo somos O Negativo, por ello como donantes universales, siempre que podemos mi hija Paula y yo, subimos al autobús de donación que vemos aparcado por cualquier lugar en Valencia.

Mi otra hija por desgracia también falleció cuatro años después que su padre tras una intervención quirúrgica que, en principio, no tenía demasiada importancia. Pero las cosas de la vida, tras  esa intervención, a las pocas horas, desarrolló una muerte cerebral que, en definitiva, desencadenó su fallecimiento.

Como madre me queda el consuelo  de que como donante de sus órganos, “su espíritu sigue vivo en los 16 trasplantes que ayudaron a salvar vidas” y, sobre todo, porque sé que mi hija Ana, además de ser preciosa por fuera a sus 25 años, también lo era por dentro;  su generosidad era enorme, por ello  tengo la gran satisfacción de que está ayudando, con sus órganos, a todas aquellas personas a las que, gracias a su fatal desenlace, “han podido disfrutar de una segunda oportunidad de vida”.

¡¡¡ Os pido que seáis generosos y penséis que la sangre no se puede fabricar; sin olvidar que hay mucha gente que la necesita para seguir viviendo !!!