Ante todo, expresar mi felicitación a esta iniciativa por parte de los responsables del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana. Las experiencias y vivencias personales, respecto a cualquier aspecto de la enfermedad, de personas que pasan o han pasado por ellas, son un respaldo y apoyo muy importante para ayudar a otros a enfrentarse a ellas y sentirse acompañados.
Me llamo Encarna Martínez, soy enfermera y llevo 35 años trabajando en Servicios como Urgencias, Quirófanos, además de impartir formación en la Universidad.
Mi experiencia con la transfusión, extracción de sangre, su manipulación y su finalidad, surgió casi inmediatamente de empezar a estudiar Enfermería. Mi primer Servicio de prácticas, fue casualmente el Laboratorio de Análisis Clínicos y Hematología del Hospital General Universitario de Valencia; por aquel entonces el Provincial.
Yo, entonces, con apenas 20 años, muy deportista y fuerte era un objetivo muy reclamado para ser donante. En aquellos años nada tenía que ver con los grandes y seguros avances que se han realizado en este campo a lo largo de los años, en todos los aspectos: Gestión de donantes, de la calidad en la manipulación de la sangre y sus componentes. Las pruebas y aparatos técnicos que son de la más alta tecnología y seguridad y el tratamiento con ella a las personas necesitadas, con la mayor seguridad y siempre con la mayor rapidez.
Mi experiencia de aquellos primeros años, como estudiante de enfermería, es que entrabas a las 8 por la puerta del laboratorio y Pepe, mi gran querido supervisor y gran persona, me daba un grito desde la otra punta del pasillo: “Encarna, necesitamos sangre, prepárate en un sillón, que ahora voy a extraerte…” Pero Pepe, ¡¡¡¡ si me sacaste sangre hace menos de un mes!!!!, pareces un vampiro, me quieres desangrar…Nada, nada que no hay ni gota. Yo al ser 0+, pues también era algo más deseada (me salve de no ser 0-) …. y con la mayor ilusión y quizás inconsciencia, me sentaba, me extraían, …y más de una vez, me desplomaba. Mi tensión siempre era muy baja. Y venga hasta la próxima.
Ya como profesional responsable en los Servicios donde fui trabajando, mi contacto con la transfusión se relacionaba casi siempre con una situación extrema, vital para el paciente, en la que se solicitaba la mayoría de las veces, sobre todo en Urgencias, para SALVAR SU VIDA, y no había tiempo para dudar, ni para retrasarse … porque en muchos casos, era el primer paso para que esa persona no muriera y después, con mas serenidad, poder resolver otros problemas.
Los profesionales somos conscientes de la gran importancia que tiene ese momento, transfundir puede ser la diferencia entre vivir o morir. Y desgraciadamente como en el caso de los accidentes, muchas veces en personas muy jóvenes. Todos corren… y el que más el Centro de Transfusión, que debe prepararla en tiempo record y, como he destacado, con la máxima seguridad.
En el Quirófano, la terapia con componentes de la sangre, por lo general, suele estar más prevista, lo cual, al Centro de Transfusión, le facilita su labor de preparación y organización.
Como profesora Universitaria, y consciente del mundo que rodea a la sangre y sus objetivos; me preocupé de inculcar a mis alumnos a través de talleres y algún “día de la Donación”, la importancia que tenía no solamente su utilización y conocimientos sobre ella, que como profesionales necesitarían; sino la importancia de SER DONANTES.
La sangre es un producto que caduca, sino se pone en tiempo y forma protocolizada no sirve o pasa a caducidad. Por eso es necesario mantener un ciclo constante de llamada al Donante y de que las “arcas” estén llenas.
Por mi experiencia, la mayoría de las personas piensan, que cuando hay una catástrofe, emergencia multiple, como un tren que choca … se hace un llamamiento o espontáneamente se acude a cientos … o miles y además de sobrecargar los Centros, esta enorme cantidad de sangre puede que no pueda ser utilizada en su totalidad. Y después pasan esos días tras la noticia o la llamada y ya no nos acordamos, de que las personas se pueden seguir muriendo si no tienen su sangre, que siguen operándose miles de personas que necesitarán sangre para sus intervenciones. Y en ocasiones varios litros. Accidentes mas o menos múltiples, que no saldrán en la prensa, enfermedades específicas que un pilar fundamental de su tratamiento, es con sangre a alguno de sus componentes, como patologías oncológicas o hematológicas.
El Centro de Transfusión, no duerme en los 365 días del año. Por ello es tan importante la implicación de la población para dar continuidad a que el banco de sangre siempre esté dispuesto para contribuir con los hospitales a paliar o salvar vidas.
Algunas personas se han implicado a ser donantes, cuando ellas o sus familiares tuvieron que ser tratados con sangre, otros espontáneamente por solidaridad, otros porque hemos visto su necesidad…y otros se “lo están pensando, o nunca se les pasó por la cabeza”. A estos últimos vaya mi llamamiento como profesional y madre, que ha experimentado ver como se salvaba un niño, concretamente mi hijo necesitó y llegamos por poco. O lo ha visto en miles de personas que han pasado por mi vida…y yo misma la he tenido que infundir.
Me hice donante y he donado siempre que he podido … “y me siento orgullosa de habérselo inculcado a mi hijo”, que además es de un grupo sanguíneo de los menos frecuentes.
Vaya, ante todo, mi agradecimiento al Centro de Transfusión por la grandiosa labor que realizan, día a día, buscando donantes, preparándola y distribuyéndola a los Hospitales.
Espero no necesitarla … pero si así fuera, estoy tranquila… estoy en muy buenas manos
Gracias a todos los que contribuyen a mejorar y salvar la vida de las personas, … una parte de ese gran equipo he sido yo durante años. De todo eso me siento tremendamente orgullosa.