La sangre es símbolo de vida; circula sin cesar por el cuerpo, desde la concepción hasta la muerte; pasa de la madre al hijo, nunca interrumpe su curso en la vigilia y en el sueño. Fluye a través de la generaciones uniéndolas

(Oswald Splengler, filósofo e historidaor alemán; 1880-1936).

Hace 46 años, acababa de finalizar mis estudios de Medicina y hasta tal punto era un problema la transfusión, que se me ofreció un puesto de trabajo en un hospital público para el control transfusional, el cual no acepte pues mi ilusión estaba centrada en la gastroenterología.

Un año mas tarde, mi madre como muchas mujeres de aquella época, por sus “prejuicios” me había ocultado que padecía una metrorragia desde hacía varias semanas. Como anécdota: me lo dijo días después de mi boda, gracias a un pequeño desvanecimiento que tuvo en la ceremonia y que todos pensaron que era fruto  de la “emoción y los nervios”. Los datos analíticos eran de una intensa anemia. La transfusión fue fundamental y para intervenirse hubo que buscar donantes. Fue mi primera donación y creo que eso aún nos unió más. Estamos unidos por la sangre que es” memoria sin lenguaje”.

La donación, en aquella época, podríamos decir que era a “demanda”; era habitual ver en el bar del hospital por las mañanas gente comiéndose un bocadillo de jamón, que era parte del “pago” por la donación. Las cirugías en ocasiones se tenían que retrasar por carecer de la necesaria sangre que requería la intervención.

Trascendental, en mi opinión, fue la creación  en 1978 de la unidad de sangrantes, en unión  de gastroenterología y cirugía, servicios ambos, que tenían un gran demanda  de sangre y derivados y que dirigí en sus inicios; todo esto permitió una menor mortalidad y un consumo más racional de este bien tan preciado y escaso a la vez.

En 1995 se le diagnosticó a mi hijo un osteosarcoma. Quince años de “pesadilla”, mas de 10 intervenciones con importante necesidad de transfusional, que fueron vitales … pero, nunca hubo problemas; en las ultimas ocasiones la autotransfusión ayudo a un menor consumo de sangre. ¿Como no voy a estar agradecido a los donantes y al buen funcionamiento de los “bancos de sangre” y con un reconocimiento especial a nuestro Centro de Transfusión que tan buen funcionamiento ha tenido desde su creación? .

”Gracias”.

Nota: el Dr. Enrique Medina Chulia, actualmente jubilado, ha sido durante muchos años Jefe del Servicio de Patología Digestiva en el Hospital General Universitario de Valencia.