Mi nombre es Fernando Fernández Fuertes, soy hematólogo desde hace más de 30 años y la mayoría de mi vida laboral ha estado muy relacionada con la hemodonación. Nací en Asturias, que la llevo en el corazón. Mi vida laboral se ha desarrollado en las Islas Canarias. Me siento canario, aunque también me siento muy asturiano, y por tanto mi carácter es una mezcla de los dos. No sé qué parte de mi carácter es más predominante en mi trabajo, supongo que las dos. Por eso en mi trabajo en hemodonación salen las dos partes de mi carácter. Salen las preguntas, tan típicas de Asturias, y la curiosidad y la comprensión típicas de Canarias.
En el largo periodo en el que me he dedicado a la hemodonación siempre me ha llamado la atención los motivos que tenía la gente para donar. “Ese por qué por el cual alguien se decide a donar”.
Claramente no es una pregunta que se haga de forma oficial en la entrevista previa a la donación, pero es interesante saberlo. Cuando a alguien se le pregunta ¿por qué vienes a donar?, las respuestas son variadas y a mi me correspondía escuchar, explicar dudas e incluso alegrarme.
“Existe un grupo de gente que te contesta que viene a donar porque un familiar o amigo lo necesita, porque ha tenido un accidente o porque le están operando”. Ahí tienes que explicarles que no necesariamente su donación va a ir para su persona cercana, que pueden no ser compatibles, y que desde luego si su objetivo era donar para esa persona ya llega tarde. Esa persona ha utilizado ya donaciones de otros donantes anónimos y que la donación hecha en este momento, a pesar de ser bienintencionada, debe procesarse, analizarse, distribuirse … y por lo tanto llega tarde. Y hay que explicarles que “lo ideal es que los depósitos estén llenos para que no sea necesaria esa prisa por donar” por la tía Juana que se opera de una fractura de cadera o su amigo Jonay que ha tenido un accidente y está en la UVI.
“Otro grupo son los que dicen que con la donación se le hace una analítica completa y así se quedan más tranquilos”. Este grupo me suele crear ciertos problemas de conciencia ya que su donación no es desinteresada, tiene un interés propio. Y además hay que explicarles que aunque toda donación se analiza de forma individual para ciertos parámetros, sobre todo infecciosos trasmisibles por la sangre, no se hace una analítica completa. No se hacen marcadores tumorales ni siquiera es necesario ni frecuente analizar el nivel de colesterol, así que si quieren su estado de salud por una analítica para eso hay que ir al médico, no a donar, y “que si tienen una duda sobre su salud no se la pueden trasmitir al receptor de esa donación”.
Y luego está el grupo que más me gusta, los que a la pregunta de por qué vienen a donar te responden simplemente con otra pregunta: “¿y por qué no?”.
Efectivamente, “¿y por qué no se va a donar si eso no solamente es necesario y solidario, sino que es inocuo?”. Este tipo de personas son la gran mayoría silenciosa que mantienen nuestras neveras llenas de hemoderivados seguros, variados y con un flujo continuo de reposición. “Son los verdaderos donantes altruistas de sangre y hemoderivados, son nuestra base”.
Me gusta este donante del ¿y por qué no?. Debe ser de las pocas veces que el que me contestes con una pregunta me alegra la vida.
Nota: el Dr. Fernando Fernández Fuertes fue Director Técnico del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia (2000-2006) y actualmente trabaja como Facultativo Especialista de Area en el Complejo Universitario Insular Materno-Infantil de las Palmas de Gran Canaria en las áreas de Hematología relacionadas con la Hemoterapia.