Desde hace algunos años, ¡quince ya que bárbaro!, me dedico a este mundo de banco de sangre.

Inicie mi trabajo pensando que la lucha contra la leucemia, el cáncer y los trasplantes se fundamentan en la adecuada administración de hemocomponentes y hemoderivados , que la misma debe ser lo más segura posible y la principal ruta era la donación voluntaria. Al inicio hacía muchas campañas y éramos pocos los comprometidos con la causa. Con el tiempo fui aprendiendo que hay que saber regular la energía, enseñar y reclutar talento humano apropiado para entrenar y así saber dividir las tareas, monitorear y mejorar, pues sino compartes lo que sabes el equipo se agota y se extingue.

Como patólogo clínico de Hemoterapia he pensado en muchas tecnologías y análisis diversos que implementar en los procesos de calidad y aseguramiento de la producción de la sangre, unos más costosos que otros, más ninguno supera la seguridad de un donante voluntario repetitivo y altruista.

Y vaya que nunca paran las sorpresas en las colectas, pues a veces, a pesar que estamos en pandemia  tenemos la sensación de poder tocar la felicidad; ayudando a solucionar emergencias por hemorragias,  convocando donantes, promoviendo la salud y salvando vidas. Anécdotas hay muchas.

Son momentos bonitos cuando en la mañana delante del bus mientras terminamos de instalar todo, la gente pasa rápido yendo enfundados en sus chaquetitas de invierno y mascarilla  por trámites. Ellos, los del colectivo de trabajo a distancia y presencial, aun salen a la hora del desayuno, del café, del almuerzo cruzando el centro comercial buscando cosas “al paso” y se detienen felizmente aun con mirada curiosa, nos recorren todo lo instalado sonríen ¿por qué -se dirán- aún seguimos allí?¿acaso no tenemos miedo al contagio?, usando a veces carpas, a veces un camioncito de AUNA (red de clínicas donde trabajo) , a veces el bus rojo de la Asociación Peruana de Donantes de Sangre (muy chulo), nos preguntan hasta cuando estaremos,  en que se usa la sangre, que qué bueno que estemos ayudando al PRONAHEBAS*. Prometen que al almuerzo nos vienen a visitar o sino el sábado. Saben que ayudamos a muchos centros del sistema nacional y eso les basta, algunos tras donar nos mencionan que nos visitaran luego en la Clínica Delgado, pasaran luego andando por la Huaca Pucllana** y así.

He observado que el peruano promedio aunque hace planes de salir mucho a pesar de la cuarentena, no siempre lo ejecuta. El peruano planea más para mantener la fe y tratar de eludir el pensamiento de la pandemia un poco, pero no siempre tiene éxito. Ciento ochenta mil fallecidos por COVID19 no es broma. Sin embargo nosotros los de hemoterapia debemos seguir saliendo aprovechando cada pedacito de oportunidad y promover el dar y tener nuevos donantes porque se necesita. Y bueno, al menos estamos vacunados lo que da una tranquilidad relativa. Las salas de operaciones, emergencias y los cuidados críticos dependen de nosotros y nos tomamos el trabajo en serio. La mortalidad materna ha crecido y las hemorragias por partos de gestaciones mal controladas están a la orden del día. Lo mismo el cáncer, muchos pacientes mueren o ingresan con el estadio mas avanzado que antes y a veces inoperable, … En medio de ellos buscamos traer la esperanza al hospitalizado, al operado, al paciente trasplantado.

Es un acto de amor sostener un programa de donación de sangre en pandemia, solo la gente que da amor incondicional de alguna manera aprende a sostener pacientes de la misma forma. Lo hemos visto en cuidadores de pacientes, en enfermeras y nos toca vivirlo. De alguna manera ese amor siempre nos retorna. Es verdad.

Para un banco en pandemia también es extremadamente caro quedarnos dentro  del servicio en las cuatro paredes, sin hacer nada .. porque nos encajonamos con las emergencias y la carencia obliga a buscar. Contraemos una deuda impagable sino hacemos algo al respecto, porque nadie nos condona la falta de unidades, todos estamos en el mismo barco buscando salir adelante. En ese camino es cuando los voluntarios son tan apreciados, los estudiantes, los trabajadores, compañeros nuestros.  Ahí es cuando aparecen la vocación de servicio del profesional. Es la vocación que hace que Elena Arocutipa, coordinadora de técnicos, diariamente lleve la cuenta en el sistema de los citados y organice a los técnicos en las llamadas telefónicas múltiples. Ya se han peinado 14 mil donantes llamándolos por teléfono. Y se continua haciendo..

Avanzamos las nuevas campañas en el bus rojito de 2 pisos a la caza de nuevos donantes y diferentes protagonistas: Vera es la doctora de donantes y actualiza los criterios de selección, Sonia que prepara bolsas tiene mas de 30 años de experiencia y dones de clarividencia que nos da que pensar, las flebotomistas mas jovencitas Jackie y Stefany sacan energías después del trabajo para seguir rindiendo los exámenes para lograr la licenciatura de tecnología médica, Mariela es la flebotomista experta en ser embajadora del servicio, Reynaldo, que tiene doble carrera (rehabilitador y flebotomista) con paciencia atiende y persuade a la gente de volver. Lisely y Anita, enfermeras avanzan con la recepción de la campaña, funciones vitales, convocando donantes, luego llaman de retorno a los donantes ejecutando la Hemovigilancia. Un día hablare sobre ellas, como empezaron y porque en el Perú no hay usualmente enfermeras en los servicios transfusionales de bancos de sangre. Nosotros ya contamos con 6 para nuestro centro y pronto entra una más.

Así vienen los 3 primeros voluntarios, luego los 10 , luego 15, luego son muchos , muchos gracias a Dios.. luego es correr porque esperan y sabes que tienen poco tiempo, sino se quieren ir.. se acumulan las bolsas. Llega el motociclista sale y retorna más bloques de geles congelados. La tecnólogo medico sabe que es importante el registro y el wifi para la cadena de frio, lo configura y atempera antes de darle la salida al empaque al hemocentro, calcula los tickets y la trazabilidad de los códigos de barra. Elegimos usar una motocicleta para desplazar las cajas frías de sangre colectada porque es veloz y rodea prontamente el caótico tránsito de Lima. En el banco de sangre al recepcionar las unidades siguen un estándar para destapar la caja y pasar al procesamiento.

Luego tras 10 horas y eludir algunos temas como el cansancio que te pesa en los ojos al final de la jornada, el dolor de espalda del flebotomista, el hambre por saltarnos alguna comida, cortes eléctricos sorpresa, nos damos cuenta que salir sigue siendo ineludible, imprescindible e importante, que la gente en pandemia dona y el peruano al igual que el mexicano o el español solo necesita tener el chance de poder hacer patria tangiblemente.

Acumulando el botín al llegar al Centro de Hemoterapia emiten el reporte del día. Un puntito mas logrado, la curva sube y nos sentimos reyes. Y así a seguirle dando hasta la próxima jornada.

Toca llamar a las 24 horas a los donantes para saber como se han sentido con nosotros de esa manera no solo agradeceremos sino que captamos reacciones adversas no atendidas en las primeras horas. Es importante reconocer que siempre podemos mejorar. A los que hicieron algún tipo de mareo o reacción adversa se les sigue hasta por 72 horas.Este mes tenemos 7 salidas, veremos como vamos.

Agradecemos mucho a quienes nos siguen y nos animan a mejorar con todos los comentarios y sugerencias, somos de ustedes y estamos a la orden ante cualquier emergencia.

 

*PRONAHEBAS : Programa nacional de Bancos de Sangre – Ministerio de Salud Peruano

** Huaca Pucllana: Centro Ceremonial y administrativo  de la Cultura Lima descubierto en 1925 por Alfred Kroeber. Posee una pirámide trunca con varias momias en el interior. La Clínica Delgado donde trabajo se ubica muy cerca a la Huaca, desde las ventanas vemos las ruinas. Zona de conservación arqueológica.

Cita :  AUNA- Clínica Delgado https://clinicadelgado.pe/